Bajío, región más dinámica en los últimos tres sexenios

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En los últimos tres sexenios, el Bajío registró el mayor dinamismo económico del país, mientras que el sur-sureste fue la región más rezagada.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en el periodo 2013-2018, con Enrique Peña Nieto como presidente, el Producto Interno Bruto (PIB) nacional alcanzó un crecimiento promedio anual de 2.4 por ciento. Por región, la mayor tasa se presentó en el Bajío (4.4 por ciento). El sur-sureste fue la única que mostró una caída, con una variación de -0.5 por ciento.
Con Felipe Calderón Hinojosa (2007-2012), el Bajío, integrado por Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro y San Luis Potosí, obtuvo un aumento promedio anual de 3.1% de su PIB, el más elevado; el sur-sureste se colocó en la última posición regional, con apenas un incremento de 0.3 por ciento.
De hecho, el dinamismo del Bajío se consolidó en la administración de Vicente Fox Quesada (2001-2006), y continuó en los siguientes gobiernos; exhibió una tasa de crecimiento de 3.1%, cuyo perseguidor más cercano fue la frontera norte (2.3%), zona asentada económicamente por el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que entró en vigor el primer día de 1994. El PIB del sur-sureste ascendió 2.0%, superando al centro (1.5%) y occidente (1.3 por ciento).
En la gestión de Ernesto Zedillo Ponce de León (1995-2000), al Bajío le fue bien, ya que logró un alza en su actividad económica de 4.1%, sólo por detrás de la frontera norte (5.2%), que alcanzó su boom económico por los beneficios del TLCAN, particularmente por su cercanía con Estados Unidos. El sur-sureste se colocó en el último peldaño (variación positiva de 1.9 por ciento).
El Bajío comenzó su historia como actual motor económico del país con Carlos Salinas de Gortari (1989-1994). Fue primer lugar nacional en crecimiento con 4.8 por ciento.
Para Héctor Magaña Rodríguez, director del Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN) del Tecnológico de Monterrey, la consolidación del Bajío se debe a su apuesta por la Industria automotriz.
“Debido a su ubicación geográfica y al nivel de interés que varias empresas internacionales mostraron hacia la región, la apuesta del Bajío fue hacia el sector automotriz, actividad económica que se desarrolló en los tres sexenios pasados hasta convertirse en una de las principales en todo el país.
“La Inversión Extranjera Directa hacia dicha región también fue en aumento, ya que cada vez más plantas armadoras como General Motors, Toyota, BMW y Honda se instalaron, mejorando con ello la calidad del empleo para la población”, dijo.
Sobre el rezago del sur -sureste en los últimos sexenios, el director del CIEN indicó que es la región más retrasada, no sólo en crecimiento del PIB, sino también en calidad de vida para la población.
“Me parece congruente que dicha región reciba un apoyo más significativo por parte del gobierno federal de Andrés Manuel López Obrador, para que pueda mejorar su situación.
“Sin embargo, parte del éxito que mostró el Bajío en los sexenios anteriores fue debido a la colaboración entre la Iniciativa Privada y el sector público.
“En el sur-sureste se ha mencionado un mayor apoyo por parte del gobierno federal, pero no se vislumbra un esfuerzo importante por parte de la Iniciativa Privada, al menos similar al observado en el Bajío. Es complicado que sólo con recursos públicos el sur-sureste manifieste un crecimiento sostenido”, explicó Magaña Rodríguez.
La administración de López Obrador tiene como prioridad rescatar al sur-sureste, por lo que se le asignaron grandes proyectos: el Tren Maya y el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec. Además, se suman la refinería de Dos Bocas y el Pacto Oaxaca.
La realidad del Bajío es diferente con el actual gobierno, debido a que no fue considerado en el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024, y en el Acuerdo Nacional de Inversión en Infraestructura del Sector Privado únicamente se consideran 13 proyectos directos de transporte para la región, que representan un monto de 49,779 millones de pesos, es decir, 16.1% del total para este sector.
No obstante, para el 2020, la Alianza Centro-Bajío-Occidente prevé consolidarse en los sectores agroindustrial, logístico, manufacturero, de tecnología 4.0 y de comercio y servicios. Para tal fin, Aguascalientes, Guanajuato, Jalisco, Querétaro y San Luis Potosí desarrollarán proyectos como el Tren Interurbano Querétaro-Guanajuato, las presas de El Zapotillo y El Realito y un puerto intermodal, además de acueductos, carreteras y mejoramientos aeroportuarios.
Con información de El Economista